- El top manta causa pérdidas de 157 milones de euros
- Un empresario denuncia que desde que llegó Carmena los manteros campan a sus anchas
- Asegura que la imagen del pobrecito es falsa y que "ganan 150 euros al día"
Detrás de los 157 millones de euros de pérdidas en ventas que causa el top manta al año en Madrid, se esconden las tragedias cotidianas de los comerciantes que ven cómo su negocio languidece, que comprueban que no pueden contratar a más trabajadores y que sufren que el producto por el que ellos cotizan una gran cantidad de impuestos se vende justo al lado sin pagar ni un solo euro al fisco.
Ésta es la historia de Kiko, un comerciante de los de toda la vida, que ahora está al borde de la ruina: "Estoy sufriendo una debacle. Ya no me conceden ni una línea de crédito más. Nos hemos endeudado por el negocio y nos comemos el patrimonio de 20 años. A mí me está costando la salud".
Empezó a los 14 años trabajando en la carnicería de su padre y, poco a poco, fue montando un pequeño negocio. De la carnicería dio el salto a las tiendas de souvenirs y, ahora, él junto con otros 14 socios, tiene 35 establecimientos repartidos por toda España. Llaveros made in Spain, imanes, abanicos, gorros, mantones de manila y todo tipo de recuerdos para los turistas. Era un comercio boyante hasta que, un buen día, decidió diversificar las ventas y especializarse en las camisetas de fútbol. Y, ahí, empezó su calvario.
Desde hace tres años, los manteros se colocan justo enfrente de su tienda en la calle Preciados para vender camisetas falsificadas, cuando él tiene las oficiales en su comercio. "Durante el Mundial de Fútbol del pasado verano, la gente compraba las camisetas en la calle a 20 euros y aquí no entraba ni Cristo", se lamenta indignado.
Además, lejos de solucionarse, el problema va en aumento. Según su testimonio, desde que la alcaldesa, Manuela Carmena, llegó al poder, los manteros campan a sus anchas sin que la Policía Municipal haga nada por impedirlo.
"Esto es jauja. Se han hecho los dueños de la calle y, como si fuese la toma de La Bastilla, han tomado la Puerta del Sol y la Plaza Mayor. Se han multiplicado por cuatro. Su cliente favorito es el turista nacional o extranjero. Cuando pasa un coche de la Policía, ni se mueven. Esto con el anterior equipo de gobierno no pasaba", protesta. De hecho, sus empleados han llamado ya tantas veces a la Policía, que los agentes se quejaron y les pidieron que dejasen de telefonear.
Fuente: El mundo